Cuando la
política flaqueó, la cultura mantuvo viva la bandera del Esequibo. Una gaita
interpretada por Ricardo Aguirre, de Jesús Reyes Reyito y Luis Guillermo Govea,
dice que ese territorio es nuestro “mientras Venezuela viva”. Guaco, Paul
Gillman y otros, también cantaron y musicaron esa defensa.
El tema ahora de
manera nítida está en la agenda política venezolana, una vez que por primera
vez fueron electas las autoridades del estado Guayana Esequiva: un gobernador,
8 diputados a la Asamblea Nacional y 7 diputados a la Asamblea Legislativa.
Estamos ante una iniciativa en marcha, que deja atrás la pasividad.
El nuevo estado
venezolano de la república, está en periodo de fundación, y tiene como capital
temporal a Tumeremo, una población que pertenecía al municipio Sifontes del
estado Bolívar. Desde ese punto de apoyo se espera se irradian las acciones y
tareas para que la presencia en el territorio sea real y efectiva, y se
traduzca en escuelas, centros de salud, grupos culturales y movimientos
sociales. Es indispensable que se materialicen respuestas en distintas
dimensiones: social y cultural, económica, la seguridad…
Ahora bien, lo crucial
de esta iniciativa es avanzar en la recuperación de este territorio que fue
usurpado a Venezuela por la potencia británica, generando desde entonces el
legítimo reclamo. El laudo arbitral de París, de 1899, fue un arreglo entre las
potencias en contra de nuestro país. Supuestamente Estados Unidos representaba
a Venezuela y ya sabemos…
Fueron
tantas las manipulaciones que el acto fue considerado írrito y llevó al Acuerdo
de Ginebra, de 1966, un tratado internacional entre Venezuela, el Reino Unido y
Guyana (entonces Guayana Británica) para resolver la controversia territorial
sobre la Guayana Esequiba. Guyana lo firmó y reconoció lo necesario y válido de
una vía de diálogo y negociación, para llegar a una solución pacífica.
Las
noticias de los tiempos recientes muestran como el gobierno de Guyana quiere
seguir ganando tiempo, para de facto seguir entregando concesiones a la Exxon
Mobil y permitir las operaciones de corporaciones de Estados Unidos, Reino
Unido, Canadá, Francia y otros países. Hay un dato escandaloso: dirigentes
políticos corruptos de Guyana se entregan a las corporaciones y firman contratos
que reportan un bajo porcentaje de regalías por la explotación del petróleo,
que está en aguas de la zona de reclamación. Exxon Mobil los somete a la
servidumbre, se lleva superganancias y genera amplios daños ambientales.
La
contracara de la propaganda, que exhibe los ingresos que proporciona la Exxon
Mobil, está en el estimado de que el 41% de la población de Guyana sobrevive
por debajo del umbral de pobreza. Eso impulsa la migración de población
guyanesa hacia Canadá, Estados Unidos e Inglaterra, estimulados por el uso del
idioma común, el inglés. La población de Guyana, en su territorio, es solo de
600 mil personas aproximadamente. (Orlando Villalobos Finol).