domingo, 6 de julio de 2025

NOS TRAJO LA PASIÓN POR EL DISCURSO




(Discurso Consejo Legislativo 2025. Por Orlando Villalobos Finol.

4 de julio de 2025. Sede del Consejo Legislativo del estado Zulia).

Saludos a todas y todos. A quienes consiguieron tiempo para venir. La presencia es preferencia. A quienes hicieron posible este encuentro. A los legisladores y legisladoras. En especial a Magdelis Valbuena, profesora, amiga, compañera de causas comunes. Mi abrazo fraterno a los y las colegas, y a los compañeros y compañeras que con quienes compartimos esta mañana.

Buenas noches, buena suerte

Yo que me emociono con películas que muestran lo útil y valioso del periodismo, no deja de sorprenderme que el nombre sencillo y modesto de periodismo sigue vigente e imborrable. El 27 de junio se celebra el Día del Periodista y se premia a los y las periodistas.

En la película Buenas noches, buena suerte, ambientada en 1953, en la época del macartismo en Estados Unidos, en plena guerra fría, cuando veían a comunistas por todas partes, un presentador de televisión Edward Murrow ocupa el rol del periodismo que desafía y acorrala al poderoso senador anticomunista Joseph McCarthy.

El macartismo puso en tela de juicio a los actores, actrices, guionistas, nadie se salvó. A los académicos y universitarios, al teatro y al cine, a los escritores. Sin ir muy lejos es lo que actualmente hacen Donald Trump, Elon Musk, Marcos Rubio y otros agentes imperiales y retrógrad

 

 

Periodismo: se hace camino al andar

Cuando el periodismo, después de muchas luchas, alcanzó el rango de carrera universitaria, cuando venció los pronósticos negativos y tristes, que decían que no llegaría a ninguna parte, lo hizo como escuela de periodismo.

El 27 de abril de 1934, la Asociación de Periodistas de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, comenzó a impartir cursos, que un año después encontraron cobijo en la Universidad Nacional de La Plata, dando paso a la conformación de la Escuela de Periodismo. Así fue también en Venezuela, donde la primera escuela surgió en la Universidad Central de Venezuela, en 1948, y después en la Universidad del Zulia, en 1959.

Lo que comenzó llamándose periodismo. En la década de los años 60 cambia de nombre por comunicación.

En 1965, un organismo, Ciespal, promovió y orientó la creación de una licenciatura en comunicación social, que reuniera distintas vertientes; tanto que pasa a ser una carrera omnipotente, que cobija a nociones diversas como producción audiovisual, marketing, publicidad, propaganda, relaciones públicas, comunicación y organizaciones, comunicación mercadológica, diseño, investigación de la comunicación y también periodismo o periodismo impreso, que pasa a ser su denominación común.

La mudanza se fue fraguando y en la primera parte de los años 70 se produjo el cambio de denominación, de periodismo a comunicación. Fue un giro tan determinante que se hizo efectivo en toda América Latina, con pocas excepciones, entre ellas la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, que mantuvo la Facultad de Periodismo y Comunicación Social.

La denominación que se impuso es comunicación social. O comunicación y cualquier otro adjetivo con cualquier otro adjetivo.

Uno se puede preguntar con sospecha por qué ese cambio de nombre. A la dominación o status quo el periodismo se les antojaba crítico y rebelde, excesivamente independiente quizás. Insumiso. Retrechero.

Periodismo queda definido como una opción, segmento, orientación o mención, dentro de un abanico más amplio de comunicación social. En algunos casos su campo de acción profesional queda delimitado al mundo del periodismo impreso. En la década del 70 eso se veía como un hecho lógico y natural.

El cambio de nombre fue muy promovido desde Ciespal y se terminó imponiendo. No fue por tanto, un movimiento inocente y casual.

Cuando hablamos de comunicación cabe hacer la observación que siempre hizo el profesor Antonio Pasquali en sus libros, y en sus clases. Hay  que distinguir entre comunicación y medios o aparatos masivos. La comunicación es un asunto de seres humanos y no de aparatos. El medio en cambio es el “canal artificial”, “artefacto transportador de mensajes especialmente codificados”. El medio puede ser un canal de TV, de You Tube, una emisora de radio o una red virtual.

Eso vale también para el periodismo. No es igual periodismo o comunicación que medios. El medio obedece a la lógica e intereses de la empresa mercantil. Vende noticias, sentido común, potes de humo. Eso cada vez queda más demostrado con el crecimiento de las corporaciones mediáticas, que se convierten en un poder hiper concentrado. Hace 50 años los medios eran dominados por algunas familias. Es el caso de El Nacional, El Universal, Panorama… Ahora ese poder lo tienen las súper corporaciones o big tech:  Alphabet (Google), Amazon, Apple, Meta (Facebook) y Microsoft. 

El caso es que al periodismo se le puede exigir una ética, a los medios también pero en su caso es un debate con empresas y corporaciones, muchas veces transnacionales, foráneas y enemigas.

Todo eso hay que actualizarlo ahora en esta era de cambios tecnológicos acelerados. Hay quienes muestran el fantasma del periodismo artificial y de un modelo de periodismo sin humanos, dominado por algoritmos.

Ese periodismo sin humanos ya existe, con noticias redactadas y leidas, para la televisión, por robots. Si como no, existe, pero no es igual. 

Los algoritmos no analizan, ni interpretan, solo ordenan datos. No le ponen sabor a las horas. No hablan con fuentes, ni buscan testimonios, ni se asustan, ni se conmueven. Hacen lo que alguien programa.

Ese periodismo artificial está hecho a la carta, produce las noticias que el sistema, la matrix y el big data permiten, pero no aquellas que hacen tambalear o pongan en tela de juicio a los poderes de facto, como el de las corporaciones transnacionales.

El periodismo bien hecho se nutre de testimonios y convicciones; con pasión y sin perder la brújula, como lo cuenta la escritora chilena Isabel Allende: “Esto es lo que necesito para los personajes de mis libros: un corazón apasionado. Necesito inconformistas, disidentes, aventureros, forasteros y rebeldes, que hacen preguntas, tuercen las reglas y toman riesgos”.

 

Periodismo como independencia

Es necesario decir que el 27 de junio, Día del Periodista, tiene una carga histórica porque es la fecha de la primera edición del Correo del Orinoco, pero también por lo que simboliza el periodismo como independencia, soberanía y libertad. Es verdad, también, que es una celebración de los profesionales de la comunicación y el periodismo, egresados de universidades, que tienen medios propios, aunque pequeños, o que trabajan para diversos medios e instituciones.

Hago esta salvedad necesaria. Como sabemos la comunicación en Venezuela es mucho más amplia, y debemos incluir el campo de la comunicación popular, para mencionar a las y los comunicadores populares, alternativos y/o comunitarios. Hay otra fecha. El 12 de abril se celebra el Día de la Comunicación Popular. Fue fijada por la Asamblea Nacional en 2015. Se busca resaltar la importancia de los medios comunitarios, en la respuesta popular al golpe de Estado de 2002. Sobre ese tema podemos profundizar en otro momento.

 

Contar historias

En esta época vivimos un proceso acelerado de digitalización, con profundas repercusiones en la vida cotidiana. Hay un cambio vertiginoso que nos lleva a nuevos medios, modifica las prácticas comunicacionales y relanza, redefine, la forma cómo se genera la dominación cultural y política.

Hasta hace poco, leíamos noticias en papel y tinta. Así fue, durante cinco siglos, después de la creación de la imprenta en el siglo XV. Desde el siglo XX llegaron el cine, la radio y la televisión, el auge de la fotografía, y todavía el impreso siguió siendo fascinante. Este medio jugó un rol inmenso en los cambios ocurridos después de la revolución francesa, en 1789, porque facilitó que las narrativas impresas generaran expectativas transformadoras. Leer, escribir y estar informado se convirtieron en una de las principales necesidades. El texto impreso fue el principal productor de conocimiento y cultura.

Pero ya sabemos que lo único permanente es el cambio. Todo cambia. La web 2.0 y las redes virtuales hicieron desaparecer al modelo de periodismo conocido. Se pronostica una transición total al mundo digital que lleva a la revisión exhaustiva sobre los rumbos actuales del periodismo.

Lo vivimos en Venezuela con la desaparición de la versión impresa de medios que formaron parte de nuestras lecturas y fueron ventanas a las que nos asomamos para mirar el mundo. Eso sucede aquí y más allá. Por razones de costos, y en razón de la transición tecnológica, cada vez hay menos impresos. Hay un cambio de soporte. El ser humano dejó su huella en piedras, papiros, pergaminos; llegó la imprenta y seguimos. Ahora conocemos los medios digitales que se mueven con rapidez. Hace poco la gran novedad era enviar un correo electrónico o tener un blog; ahora las redes virtuales y la inteligencia artificial imponen su ritmo.

Muchas interrogantes se nos asoman. Cómo hacer con esa deidad que se llama internet que nos trae oportunidades pero de manera simultánea amenazas e incertidumbre. Para muchos esa es la última maravilla pero una rápida revisión nos devuelve a la realidad.

Dice Roberto Savio (2019) que “internet ha seguido un curso equivocado. En lugar de ser el nuevo instrumento para la comunicación horizontal y el intercambio, se ha convertido en un creador de mundos virtuales y fragmentados”; las personas se agrupan en sus propias burbujas y ya no intercambian puntos de vista e ideas. Expone Savio que es “un escenario de insultos y odio, manejado por identidades falsas con noticias falsas, donde los ciudadanos son vendidos como consumidores por una serie de logaritmos basados en la maximización de las ganancias”.

El dilema del periodismo en este momento es cómo contar las historias, ahora que hay más opciones y espacios narrativos. Cómo hace para crear y mantener audiencias más fluidas y diversas, pero al mismo tiempo más fugaces y huidizas. Cómo hace para ofrecer la información que la comunidad necesita, como el pan nuestro de cada día, de manera responsable, ética, suficiente y equilibrada.

Con todo, el reto mayor para el periodismo no está en el impacto de la tecnología digital, sino principalmente su razón de ser, propósitos y filosofía; volver a las antiguas preguntas, para qué sirve, cuáles son las causas, cuáles son las fuentes, cómo puede favorecer que haya igualdad, fraternidad y más humanismo, en un momento de desarrollo del capitalismo, que se caracteriza por la concentración de la propiedad de los medios masivos; que nos presenta a unos medios cartelizados que ofrecen relatos que muestran como hechos naturales que el imperialismo estadounidense decida sanciones unilaterales y criminales, someta mediante el bloqueo económico a países que considera adversarios, e imponga una globalización indolente y criminal que se expresa en una guerra de baja intensidad contra los derechos ciudadanos, la destrucción del tejido social solidario, el destierro de los pueblos de sus comunidades y la destrucción de la sustentabilidad del planeta. Todo eso se presenta como lo natural y razonable, como lo que corresponde, supuestamente, según el designio divino.

Hoy las tecnologías nos permiten ser cultos, pero se requiere de otros atributos relevantes: la ética, la disposición para investigar, la sensibilidad para salir al encuentro del otro o la otra.

Es mucho lo que tenemos por hacer para que el periodismo se sacuda los mitos, mire el con-texto y no solo para un lado. Para que deje ser un intermediario vinculado con los intereses de la dominación –sea Trump, la guerra o el capitalismo depredador- y lo más relevante, para que sea un agente de las transformaciones sociales y políticas urgentes y necesarias para tener vida, que es lo mismo que decir, agua, salud, educación, alimentos, cultura y bastante más.

Dice Jorge Hidalgo Toledo que el comunicador verdadero “es una llama que arde, una mano extendida, una mirada que abriga (…) porque no fue hecho para acumular likes, sino para multiplicar vínculos”. Y también que hay que curarse del narcisismo digital que “nos vuelve fragmentos sin comunidad”, de la tentación selfie y del relato reducido a propaganda.

Muchos llegamos al periodismo porque nos asomamos a un aula de clases o a una sala de redacción, y nos fuimos quedando en ese territorio, atrapados por el vértigo informativo, para descubrir otros mundos comunes, tender puentes: Para decir aquí estamos para ayudar. Por supuesto, nunca falta el que se deslumbra por el brillo de cámaras, luces y acceso a gente de poder.

Cuando otros y otras se sientan a esperar que le vayan a pedir por sus servicios, el o la periodista sale a la puta calle a conocer de alegrías y tristezas, a saber qué celebran aquellos y por qué estos “miran de frente los vertiginosos ojos claros de la muerte”, según la palabra de Gabriel Celaya.

 

 

Fundadores y clásicos

El periodismo siempre hizo aportes y estuvo atento al tic tac de los cambios. Resulta indispensable que nombre a figuras del periodismo, de distintas épocas, que fueron más allá de la rutina e interpretaron el sentimiento ciudadano. Son muchos. José Vicente Rangel, Eleazar Díaz Rangel, Fabricio Ojeda, Olga Luzardo, la profesora Migdalia Pineda, Xiomira Villasmil, Earle Herrera. De Maracaibo, dos clásicos. Eduardo López Rivas, fundador y director del diario El Fonógrafo, también creador y editor de la mítica revista El Zulia Ilustrado, e Ignacio de la Cruz, maestro de la honestidad, la ética y el periodismo crítico. El 12 de marzo de 2026 se cumple el centenario de su nacimiento. El CLEZ debería hacer una sesión por Ignacio de la Cruz, porque esas figuras son fundadoras, creadoras y transformadoras de esta patria.

 

Instituciones y retos

Finalmente, porque necesitamos tiempo para tomarnos un café, juntemos periodismo y vida.

Cuando hubo las elecciones para elegir este Consejo Legislativo uno se hacía una serie de preguntas inevitables: ¿Para qué sirve ese Consejo? ¿Acaso allí se aprueban leyes en beneficio de la comunidad? ¿Se ejerce una labor de contraloría de la gestión pública de gobierno, aunque sea redundante?

Hay quienes ni se hacen esas interrogantes. Y se conforman con ocupar los cargos. Las instituciones se hicieron para reforzar la dominación de los poderosos y no para lo que son necesarias, para que haya transformaciones verdaderas.

El debate que quiere hacer visible la lucha de clases y pide cambios no es nuevo. En la Constituyente que concluyó con la aprobación de la Constitución de 1999, se creó una Asamblea Nacional unicameral. Se borró y se demostró que no hacía falta el Senado. Eso nos da una idea.

El consejo legislativo quedó. Se le cambió el nombre de Asamblea a Consejo, un cambio irrelevante. Si se hubiera seguido llamando Asamblea, su nombre anterior, no pasaba nada.

Estamos en un proceso de cambios revolucionarios y es inevitable que las instituciones se revisen y hagan correcciones. Eso es imprescindible, porque hace falta que el ánimo y la fuerza de los representantes del pueblo se sumen al liderazgo que se tiene que generar, para transformar al Zulia, y superar tantas limitaciones de salario, salud, de servicios públicos y muchas otras que nos acechan.

Desde el periodismo que somos, sugerimos que el Consejo Legislativo haga algo que puede hacer: convertirse en un foro social y político. Que haga una

contribución efectiva para el diálogo y el debate ciudadano. Para revisar lo que pasa en la educación, la salud; lo que pasa en el servicio eléctrico; para que podamos conocer cuáles son esos planes de explotación del carbón y por qué representan una amenaza para nuestras fuentes de agua; para que puedan venir a esta casa los yukpas y los otros pueblos originarios; los cultores y cultoras a crear las leyes que necesitan; para que vengan los trabajadores y trabónajadoras a este recito que está llamado a convertirse en otra casa del pueblo. En fin. Es mucho lo que se puede hacer.

Todo esto hay que decirlo, también, porque está en desarrollo una reforma constitucional, convocada por el presidente de la República, Nicolás Maduro, para revisar, dialogar y debatir sobre la idea de un gobierno popular, cuyo centro esté en las comunidades.

 

Seguir coqueteando con la intuición

Hasta aquí nos trajo la pasión por el discurso. Hagamos un brindis (con café o agua) por el periodismo y la comunicación, para seguir siguiendo al corazón y coqueteando con la intuición y para que se nos enderece de un tirón, la puntería (parafrásis de Brindis, canción de Soledad Pastorutti).

Salud y vida para cada uno de nosotros y nosotras. Hasta la victoria siempre.

FIN.