viernes, 13 de junio de 2008

¿Qué tan a la izquierda se ha movido América Latina?

(Immanuel Wallerstein)
Todo mundo parece concordar en que América Latina se ha movido haciala izquierda en el periodo posterior al año 2000. ¿Pero qué significaesto? Si uno mira las elecciones por toda América Latina, los partidos a laizquierda del centro han ganado en un gran número de países desde elaño 2000 –las más notables son las de Brasil, Uruguay, Argentina,Chile, Ecuador, Venezuela, Nicaragua y más recientemente Paraguay. Hay por supuesto importantes diferencias entre las situaciones imperantesen estos países. Algunos de estos gobiernos parecen estar muy cercadel centro. Otros se expresan en un lenguaje más revolucionario. Y hayalgunas excepciones –notablemente Colombia, Perú y México (aunque enMéxico, el gobierno conservador ganó las últimas elecciones con más omenos el mismo grado de legitimidad que Bush al ganar las eleccionesde 2000 en Estados Unidos). La cuestión real no es si América Latinase ha movido hacia la izquierda sino qué tan a la izquierda se hamovido.Me parece que hay cuatro diferentes tipos de evidencia que uno podría invocar para decir que América Latina se ha movido a la izquierda. Elprimer tipo es que todos estos gobiernos, de una u otra manera han buscado distanciarse de Estados Unidos en un grado o en otro. En todos estos casos el gobierno de Bush habría preferido que ganaran susoponentes electorales. En el pasado, Estados Unidos tendía a trabajarpara lograr su remplazo, de hecho su derrocamiento. Pero la decadenciadel poderío estadunidense en el sistema-mundo, y en particular la preocupación de Estados Unidos porlas guerras que viene perdiendo en Medio Oriente, le han secado laenergía política con la que previamente se movía decididamente enAmérica Latina. Una evidencia de esto es el fallido golpe de Estadocontra Chávez en 2002.
¿Cómo fue que estos gobiernos pusieron distancia entre ellos y EstadosUnidos? Hay varias formas. En 2003, Estados Unidos fue incapaz de persuadir a los dos miembros latinoamericanos del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de que respaldaran la resolución que buscaba legitimar la invasión estadunidense a Irak. En la última elección parasecretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA),perdió el candidato apoyado por Estados Unidos, lo cual nunca había ocurrido en la historia de la OEA. Y cuando el único amigo seguro deEstados Unidos en la América Latina de hoy, Colombia, se metió en unpleito grave con Venezuela y Ecuador, los otros Estados latinoamericanos se pusieron, de hecho, del lado de Ecuador yVenezuela. Ecuador se está rehusando ahora a renovar el acuerdorelativo a la base militar estadunidense localizada ahí.El segundo tipo de evidencia de una tendencia hacia la izquierda es elagudo aumento en la importancia política y el poder de los movimientos indígenas por toda América Latina –sobre todo en México, Ecuador,Bolivia, y Centroamérica. Las poblaciones indígenas de todo el continente han sido los actores más oprimidos de la población y engran medida se les ha mantenido al margen de las estructuras políticas. Pero ahora tenemos a un presidente indígena en Bolivia, querepresenta una revolución social genuina. La fuerza de estosmovimientos en la zona andina y en las áreas mayas de México y Centroamérica ha sido un factor importante en su política, un factor que es perdurable.El tercer tipo de evidencia ha sido la supervivencia, de hecho un resurgimiento, de la teología de la liberación. El Vaticano se moviópara suprimir estos movimientos durante los últimos tres papados, conpor lo menos el mismo vigor que Estados Unidos utilizara contra losgobiernos de izquierda en los cincuenta y sesenta. Los teólogos fueron silenciados y los obispos simpatizantes han sido remplazadoscuidadosamente por unos que claramente no simpatizan. No obstante, losmovimientos católicos inspirados en la teología de la liberaciónsiguen floreciendo en Brasil. Los presidentes de Ecuador y Paraguay han emergido de esa tradición. Y los progresos de los gruposprotestantes evangélicos en América Latina pueden estar moviendo alVaticano y lo hacen más tolerante hacia los teólogos de la liberación, quienes al menos son católicos y que podrían ayudar a frenar estapérdida de creyentes de la Iglesia. Finalmente, Brasil ha logrado un éxito razonable en convertirse en ellíder del bloque regional sudamericano. Esto puede no ser en sí mismoun movimiento hacia la izquierda. Pero en el contexto de un procesomundial de multipolarización, el establecimiento de tales zonas regionales no sólo debilita el poder de Estados Unidos sino de todo elNorte en términos de las relaciones Norte-Sur. El liderazgo de Brasil entre los países del llamado G-20 ha sido un factor importante endestripar la posibilidad de que la Organización Mundial de Comercio implemente una agenda neoliberal.Entonces, ¿qué suma todo esto? Ciertamente no una "revolución" en elsentido tradicional del término. Lo que significa es que el puntomedio de la política latinoamericana, el locus del "centro", se ha movido considerablemente a la izquierda de donde estaba hace apenas diez años. Esto debe ponerse en el contexto de un movimiento mundial. Este viraje hacia la izquierda está ocurriendo en Medio Oriente y en Asia Oriental también. De hecho, ocurret ambién en Estados Unidos. El impacto de la recesión económica, queprobablemente pronto se vuelva aun más severa, sin duda empujarátodavía más estas tendencias.¿Habrá alguna reacción de las fuerzas de la derecha? Sin duda lashabrá. En América Latina vemos el intento de las regiones más acaudaladas y más "blancas" por escindirse de Bolivia y salirse de pordebajo de las poblaciones indígenas mayoritarias que finalmentelograron el poder en el gobierno central. Políticamente estamos ante tiempos frágiles, en América Latina y en otras partes. Pero en AméricaLatina, la izquierda está en una posición mucho más fuerte paraenfrentar estas batallas hoy que hace medio siglo.Traducción: Ramón Vera Herrera(c) Immanuel Wallerstein

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