miércoles, 27 de diciembre de 2017

Canciones


 (Orlando Villalobos)

I
La emoción invadió a los presentes cuando Alfredo Sadel se subió a la tarima, del camión improvisado, en la calle Ramírez, de San Félix, en Ciudad Guayana. Esa tarde cantó la Internacional –“De pie los pobres del mundo”-, el clásico tema que ha recorrido todos los confines. Era una concentración de trabajadores, que reunía a la gente de Sidor, Alcasa, Venalum y las otras plantas obreras. Allí se reunían para reclamar otras condiciones de trabajo y vida, y para sembrar vientos huracanados de cambio. Sadel fue uno de los cantantes más populares. Ese día de 1982 se había comprometido con estar allí, esa tarde, y allí estuvo contra los pronósticos pesimistas.
La Internacional es un poema convertido en himno obrero que nació en París, de la imaginación de Eugene Pottier, protagonista directo de lo que se conoce como la comuna de París, en el siglo XIX. La canción tiene todas las traducciones, pero su eco poético rebelde nunca se ha apagado.

II
La violencia de género, el sexismo y la misoginia; la discriminación contra la mujer es un mal arraigado en nuestra cultura. ¿Está en el ADN cultural? Una evidencia siempre a la mano del fenómeno son los hechos de violencia contra la mujer que registran los medios masivos.
La música muestra ese universo simbólico común, cotidiano. Aparece tantas veces en las canciones que cuando uno se decide a escoger una minúscula muestra se sorprende de la frecuencia de esta huella. Aquí reúno estas perlas (o dislates).
“No llores por un bobo/ si él te deja sola yo te robo/ te llevo a un lugar escondido/ donde podremos estar solos” (Bobo/ J. Balvin).
“Nena, eres a quien yo quiero/ pagaré por tu visa, haré que viajes frecuentemente/ Nena, ponerte en cuatro, sentarme en él/ Nena, tu trasero está bien y estás en forma/ te daré todo lo que tengo en mi billetera/ y en mi bolsillo” (Too good, Drake y Rihanna).
“Y que los tragos, hicieron estragos en su cabeza/ ella con cualquiera no se besa/ te dije mami, tómate un trago/ y cuando estés borracha pa mi casa nos vamos/ Me sorprendió cuando sacaste ese cigarro/ tomaste tanto que lo has olvidado/ te estoy buscando para ver si lo repetimos/ esa noche que bien lo hicimos/ entre tragos nos desvestimos/ las botellas que nos tomamos/ a la locura que nos llevaron” (Borro cassette/ Maluma)


III

Lo cuenta Chico Buarque en “Construcción”. Un albañil que trabajaba en la construcción de un edificio perdió el amor, la cabeza y terminó aplastado en plena vía. “Flotó en el aire hecho un pájaro (…) y murió a contramano”.
La letra es un rompecabezas.
Amó aquella vez como si fuese última
(…) y atravesó la calle con su paso tímido
subió a la construcción como si fuese máquina
(…) comió su pan con queso cual si fuese un príncipe
bebió y sollozó como si fuese un náufrago
danzó y se rio como si oyese música
y tropezó en el cielo con su paso alcohólico
y flotó por el aire cual si fuese un pájaro
y terminó en el suelo como un bulto fláccido
y agonizó en el medio del paseo público
murió a contramano entorpeciendo el tránsito


IV
Es gente hasta que consigue ingresar como policía. De allí en adelante comienza la metamorfosis, la construcción social del policía que avasalla y reparte palos. La banda argentina 2 Minutos, punk rock por los cuatro costados, lo anota: “Ya no sos igual/ sos un vigilante de la Federal”. Nada menos. Esta banda narra la historia de Carlos, un muchacho del barrio quien una vez que consigue el empleo de policía ve a sus vecinos y amigos como seres extraños y amenazas. “Por las noches patrulla la ciudad molestando y levantando a los demás”, dice la canción. Pero el tema deja una amenaza al final: “él sabe muy bien que una bala en la noche en la calle espera por él”.

Ya no sos igual / Banda 2 minutos

Carlos se vendió al barrio de Lanus,
El barrio que lo vio crecer.
Ya no vino nunca más por el bar de Fabián
Y se olvidó de pelearse los domingos en la cancha.
Por la noche patrulla la ciudad
Molestando y levantando a los demás.

V
Es una canción que habla de la guerra y se ha propagado de generación en generación. Pobre Mambrú no tuvo mejor suerte, se fue a una guerra, no sabemos cuál, ni importa. Desde temprano esa palabra se nos asoma en el imaginario infantil, como si fuera inevitable el extravío. La canción no nos habla de un pacifista o de alguien que busca la paz. Al contrario se fue a una guerra y no sabemos cuándo vendrá. Qué mala es la guerra.
Adornos más, o menos, es una canción de guerra y Mambrú es un guerrerista. Cuenta una leyenda que la canción la echaron a rodar los franceses cuando a principios del siglo XVIII perdieron una batalla contra los británicos, sin embargo, pensaron que habían aniquilado a uno de sus enemigos británicos, el duque de Marlborough, nombre que llegó a nuestras costas como Mambrú, más fácil de pronunciar.
Es un contrasentido pero es así. Desde niños nuestro ADN cultural va conociendo la guerra.


No hay comentarios: